
Jehová es mi Pastor: Identidad que Sana
«Jehová es mi pastor« – Salmo 23:1a
En un mundo donde muchos viven sintiéndose solos, desorientados o sin rumbo, esta simple frase tiene poder: “Jehová es mi Pastor.” No dice “un pastor”, sino mi Pastor. Esa pequeña palabra cambia todo. Habla de pertenencia, de relación, de identidad.
David no estaba describiendo una institución religiosa, sino una relación íntima con el Dios vivo. Él conocía lo que era cuidar ovejas que se extravían, cargar a las heridas y protegerlas del peligro. Por eso podía decir con convicción: “Dios me cuida como yo cuido a las ovejas.” Esa es la imagen más tierna y poderosa del Antiguo Testamento: un Dios que no solo gobierna, sino que guía; que no solo observa, sino que acompaña.
“Cuando sabes quién es tu Pastor, recuerdas quién eres tú.”
En Cristo, ya no eres un número, ni una carga, ni una causa perdida. Eres una oveja amada, vista y conocida. Dios no te ignora, te llama por tu nombre. Y cuando el alma escucha esa voz, sana. La ansiedad se calma. El miedo retrocede. La identidad se renueva.
Tal vez has tenido pastores humanos que fallaron o personas que te decepcionaron, pero el Pastor del Salmo 23 no cambia. No se distrae. No se olvida. Él es el mismo ayer, hoy y siempre. Su fidelidad no depende de tu desempeño, sino de su amor.
Destacado:
Tu valor no está en lo que haces, sino en a quién perteneces: eres del Pastor eterno.
Hoy puedes decirlo con confianza: “Jehová es mi Pastor.” Escríbelo, repítelo, créelo. Porque cuando tu corazón lo declara, tu vida entera encuentra dirección y descanso.
