
El Salmo que lo cambia todo: Cuando el alma encuentra su Pastor
Jehová es mi pastor; nada me faltará — Salmo 23:1
¿Sabías que hay un salmo que ha consolado a millones de personas en funerales, hospitales, guerras y celebraciones? Es el Salmo 23. Pocos textos han viajado tanto por el alma humana. Lo hemos escuchado en los momentos más oscuros y también en los más radiantes. Pero más que un poema, este salmo es un mapa espiritual… un camino que te lleva del temor a la confianza, del desierto al descanso, del dolor a la esperanza.
David no escribió desde un trono, sino desde la experiencia. Él conocía lo que era cuidar ovejas, vivir en peligro y depender de Dios cada día. Por eso cuando dice “Jehová es mi Pastor”, no lo dice con teología fría, sino con el corazón de quien ha sido rescatado. En esas palabras hay intimidad, gratitud y certeza.
“El Salmo 23 no se recita; se vive.”
Cada verso es una estación del alma donde el Pastor te enseña a confiar, descansar, sanar y perseverar. Es la biografía de un creyente que aprendió a reconocer que el Señor no solo provee, sino que permanece. Que no solo guía, sino que restaura. Que no solo promete, sino que cumple.
A lo largo de estas doce semanas, te invito a caminar conmigo verso por verso. Verás cómo cada palabra tiene poder para transformar la manera en que ves a Dios, a ti mismo y a tu historia. No importa por dónde estés pasando —la escasez, el miedo, el cansancio o la incertidumbre— este salmo sigue hablando con una voz eterna: la del Pastor que llama por tu nombre.
Destacado:
Cuando reconoces que el Señor es tu Pastor, todo cambia: la ansiedad se convierte en paz y la incertidumbre en confianza.
Mi oración es que este recorrido despierte algo nuevo en tu interior. Que cada semana el Espíritu Santo hable a tu vida y te recuerde que, aun cuando cambian las temporadas, el Pastor sigue siendo el mismo: fiel, tierno y presente.
